En otro artículo reflexionamos acerca de la sociedad matiasromerense, entonces me propuse abordar las diferentes migraciones y culturas presentes en nuestra comunidad. Ahora es momento de tratar un acercamiento al noble pueblo originario de los Ikojts también llamados Konajts.
Como en todo tratamiento de contenidos históricos, me queda claro que siempre existirá polémica acerca de las fuentes y veracidad de los acontecimientos, ante ello asisto a su comprensión, pues no pretendo otra cosa que concientizar acerca del orgullo de ser matiasromerense reconociendo la diversidad cultural que nos ha nutrido.
En épocas anteriores el reino de los huaves abarcaba hasta las actuales llanuras del municipio de Tehuantepec, hoy el territorio de quienes en su lengua se llaman Ikojts (dicción que significa nosotros), se reduce a la zona que comprenden los municipios de San Mateo del Mar, Santa María del Mar, San Dionisio del Mar y San Francisco del Mar; todos ubicados en las lenguas de tierra en forma de esteros a lo largo del Golfo de Tehuantepec en el Océano Pacífico.
Aunque la palabra «Huave» es la expresión más generalizada para referirse a esta cultura, aceptan con mayor agrado el gentilicio de Mareños, pues el término huave que significa «podridos en la humedad» fue impuesto por los Zapotecas. Existen documentales que refieren a los Ikojts ó Konajts como los primeros pobladores de la comarca ribereña que comprenden los actuales municipios de Juchitán y Tehuantepec, pero al advenimiento de los Aztecas y Zapotecas fueron desplazados hacía el oriente, asentándose en los lugares que hoy ocupan.
En la indagación que me propuse realizar, tuve la suerte de encontrar los nombres en Náhuatl que en razón del dominio Azteca recibián los antiguos pueblos Huaves: San Mateo del Mar se llamaba Huazontlán, Santa María del Mar era Ocelotlán, San Dionisio del Mar se llamaba antes Tepehuazontlán (en Huave Umalalang), y San Francisco del Mar era Ixtactepec.
El animal nagual o tótem1 es el remanente más notable de su época ancestral. Entre sus creencias se reconocía al lagarto como el consorte espiritual del huave. De acuerdo con relatos que se han transmitido de generación en generación, nadie se atrevía a matar un lagarto deliberadamente, y además como muestra de culto, después de recoger su captura los pescadores solían hechar pescado a las lagunas de agua salada como alimento para esos reptiles. Hoy en día, al año que corre de 2011, se encuentra en el parque central de San Francisco del Mar, un enorme lagarto que la población alimenta y cuida con profundo respeto.
(1) El nagual o totemismo se basa en el sentimiento de analogía entre el ser humano y los animales. Muchas culturas originarias se sienten estrechamente ligadas de manera especial a un animal determinado. Tienen el llamado animal nagual o tótem. La comunidad honra este animal y lo considera un perpetuo y eficaz manantial de poder siendo que cada miembro del pueblo se siente plenamente identificado con él.
Un explorador cuenta por ejemplo, una conversación con un originario cuya familia tenía por animal nagual al perro de aguas. La nutria —como también se conoce a este mamifero anfibio— cruzó en línea recta el cercano río. Al verla dijo el hombre: «¡Mira que hermosamente cruzo yo el río!». A pesar de los cuestionamientos acerca de que si solamente se refería a ese animal como su ejemplo a seguir, o si se sentía unido a él mediante un trance anímico; el aborigen mantuvo intransigentemente que él mismo era realmente esa nutria.
En su época mítica su deidad más venerada fue Tata Rayo, el Señor de los Relámpagos (Teat-Monteoc en Huave). Tata Rayo es un espíritu poderoso que de acuerdo a la leyenda fue parido por una mujer virgen. La tradición Huave incluía otras deidades: Mankareik (Señor de la tormenta), Teat-ndik (del mar), Teat-biomb (del fuego) y Man-kav (de la luna).
Antiguamente el principal centro comercial de los huaves era el mercado de Tehuantepec, al que viajaban a través de un recorrido de 14 horas en carreta, mismo que preferían realizar durante la frescura de la noche. La agotadora travesía concluía al amanecer cuando llegaban con su yunta de bueyes al mercado tehuano para vender su pescado, camarón, huevo de tortuga, hueva y pollos; o bien, intercambiar mediante trueque sus productos por maíz, pan, chile, café, chocolate, azucar, naranjas y plátanos.
La cultura Ikojt ha gozado de una estima importante en el Istmo Zapoteca a tal grado que en Tehuantepec, palabra que significa «Cerro de las Fieras», aún se recuerda La Leyenda del Cerro en la que juega un papel fundamental la presencia Huave, he aquí la leyenda:
“
El cerro estaba infestado de fieras (pumas), de una variedad sumamente sanguinaria, que mataban y aterrorizaban a los habitantes, motivo por el que éstos recurrieron a un célebre brujo Huave para que exorcizara a las fieras. Con ese fin el hechicero hizo que emergiera del mar una gigantesca caguama y que se arrastrara lentamente hacia el cerro.
“El monstruo marino llegó a la base del cerro precisamente en el momento en que las fieras descendían en doble fila, y éstas, al ver a la tortuga, se paralizaron de miedo y fueron convertidas en piedra.
Los días de fiesta más importantes para cada comunidad varían siendo que en San Mateo del Mar se celebra el día de la Candelaria, el 2 de Febrero; Santa María del Mar, el día de la Inmaculada Concepción, o sea el 8 de Diciembre; en San Dionisio esa fiesta se celebra el 9 de Octubre; y en San Francisco del Mar el 23 de Agosto dedicado a Santa Rosa de Lima, como también la celebración de Corpus Christi en Junio.
Deseo concluir esta aportación transcribiendo un poema de amor en lengua Ikojt.
SAPION EN YOK
Par nday sapion en yok …Ngo namut mas.
PIENSO EN TI
Para seguir pensando en ti …No escribo más.
Bibliografía.
Konajts
Grupo de Preservación de la Cultura Huave. 2003.
Instituto Nacional Indigenista.
México.
El Sur de México
Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.
Miguel Covarrubias. 2004.
Historia de Oaxaca
José Antonio Gay. 2000. 5ta Ed.
Editorial Porrúa.
México.
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